sábado, 16 de junio de 2012

Charla: Historia de Genevilla

El agua es vida y se ve en Genevilla                                      Jesús Tanco Lerga

Un sábado caluroso en Genevilla tiene muchos atractivos: el de encontrar el agua fresca que corre por doquier y la hospitalidad de sus habitantes. Es un encuentro vital, dinámico, en torno a inquietudes culturales y también espirituales, junto a un núcleo de jóvenes agrupados en la asociación Uxana que nos muestran lo mucho y bueno que hay en esta localidad, puerta navarra desde las tierras alavesas de Campezo. La plaza principal está en obras, signo constructivo que se ve además en otras partes del pueblo, agrupado a modo de bastida defensiva en torno a dos calles. Alberto Arriaga me enseña un lienzo de muralla, testigo de las confrontaciones navarro-castellanas de la Baja Edad Media, porque nos encontramos en tierra de frontera histórica hoy encrucijada de caminos y prueba de quehaceres comunes, entre pueblos alaveses y navarros del Alto Ega, también cercanos a la Rioja Rioja y a la  alavesa. Algunos territorios  que durante siglos pertenecieron a la corona Navarra desde Buradón, castillo fronterizo, a San Vicente de la Sonsierra o Briones, con Laguardia como villa que dio fuero a esta parte de la merindad estellesa.

La suntuosidad de Genevilla se nota en las tres ermitas que en armonía con su majestuosa iglesia de San Esteban, dan idea de la pujanza de la comunidad parroquial en siglos pretéritos. Loreto es una de ellas, situada cerca del Camposanto donde esperan la Resurrección los antepasados, el Cristo es un recuerdo urbano que rememora una traza de piedra sillar. Hay también vestigios de colegio de chicas, anteriormente convento, y otros edificios de interés. La sociedad en el corazón de la villa es aglutinante de todos los que de lunes a lunes, o de viernes a domingo, y por supuesto en época estival, dedican algo de su tiempo a hacer comunidad. La Casa Consistorial recién rehabilitada posee una sala de usos múltiples capaz, como lo fue el día de la visita, de albergar sesenta personas para escuchar trazos de la historia de este pueblo de frontera de tanto interés.

El agua es parte de la vida cotidiana. El Nacedero en Sierra Chiquita, estribaciones de Codés, los diez manantiales que manan agua y la distribuyen por balsas, acequias y vertido al Ega que se acrecienta con ellos, producen parajes propios de descanso y familia. Después del paseo obligado por esta riqueza acuática, se abre ante nosotros la iglesia de San Esteban, el protomártir, a quien está dedicada esta parroquia altiva, otrora con torre defensiva, ahora campanario que llama a las celebraciones. Un reloj de sol, sin varilla por cierto, nos da idea de lo relativo del tiempo. La magnífica portada de esta iglesia, si no la primera, la erigida en 1200 y que a mediados del siglo XVI sufre una profunda transformación que se plasma, por ejemplo en el retablo de San Esteban, con escenas de su vida muy significativas. En el banco, el apostolado en cuatro tablas de tríos, nos da idea de este romanismo característico de tierras navarras, pero inspirado, qué duda cabe en el maestro, Forment,  que en Santo Domingo, de la Calzada realiza la Catedral. Arnaldo de Bruselas y su taller está muy presente en esta maravilla de retablo, que se asocia a los de El Busto y Armañanzas. Genevilla, con cabrero y Marañón, y con La Población que tiene además vestigios de hospital de peregrinos medieval, bien pudiera figurar en la ruta de los Retablos, en ese rosarioo de obras de arte que asombran propios y extraños. 

En Genevilla también alberga su iglesia parroquial imágenes de gran interés como las titulares de sus ermitas emblemáticas: la Virgen del Encinedo, magnífica talla protogótica, y la de Loreto, adornada con rosario. Los retablos laterales son también espléndidos, y entre ellos el de santa Úrsula que ejerce de matrona de la villa. Qué buenas ondas se respiran en estas latitudes con estos templos tan vividos y sentidos, con esas ganas de recuperación de piedras sagradas a las que se quiere volver a su naturaleza y función primigenia. Para eso hace falta fe, y ésta se palpa en Genevilla.JTL.

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