Este año así estábamos cuando tras el txupinazo y a través de los paraguas vimos bajar al “Aguafiestas” abriéndose paso en una carretilla conducido por Eneko en dirección a la balconada de la casa Uxategieta.
Sí, hemos estrenado personaje o personajillo, como queramos
llamarle, pero su nombre verdadero es y
será ”El Aguafiestas”. Éste con
su gesto risueño y malicioso, vigilante, con su caldero en ristre, deberá permanecer
en un balcón (el de la Casa Consistorial sería el más adecuado cuando las
autoridades se dignen a aceptarlo) todos los días que dure el jolgorio festivo,..
Así hasta el último día en el que se deberá medir la cantidad de agua que hay
en el cubo. El resultado de esta medida será la salvación o condena a la quema
del “Aguafiestas”. Si quiere salvarse de la cremación tendrá que apelar a todas
los poderes que dirigen las fuerzas de la naturaleza para que contengan a la diosa lluvia para que durante los días
festivos se abstenga de derramar lágrimas.
Así comenzó la fiesta en Genevilla, bajo la lluvia y
mirando al cielo, un jueves, once de octubre.